Mis Hermanos, los Animales

El Papa Juan Pablo II enseñó amor por los animales más que cualquier Papa de tiempos recientes.
Ya en 1990, Su Santidad proclamó que “los animales poseen un alma y los seres humanos deben amar y sentirse solidarios con nuestros hermanos menores”. Incluso, él llegó a decir que todos los animales son “fruto de la acción creadora del Espíritu Santo y merecen respeto” y que están “
tan cerca de Dios como lo están los humanos”.
El Santo Padre recordó a las personas que todas las entidades vivientes, incluidos los animales, existen debido al “soplo” de Dios. Los animales poseen la chispa de vida –la cualidad vital, que es el alma- y no son seres inferiores, como quieren hacernos creer los granjeros industriales, los peleteros, los toreros y aficionados a la tauromaquia y tantas otras personas que explotan a los animales
por simple interés económico.
Luego de convertirse en Papa, Juan Pablo II viajó a Asís, el lugar de nacimiento de San Francisco, y habló del
amor del santo por los animales. Él declaró: “Nosotros también estamos llamados a tener la misma actitud”.